martes, 12 de octubre de 2010

Sistema Esquelético : Huesos Y Cartilagos_Resumen Anatomía I.

Huesos y Articulaciones



El aparato locomotor agrupa una serie de estructuras, órganos y sistemas, concretamente los huesos, las articulaciones y los músculos (de los que ya hablamos en el tema anterior), cuya función es brindar soporte y protección al organismo y posibilitar sus desplazamientos. El esqueleto es el conjunto formado por los huesos y las articulaciones. Por eso, los músculos que se insertan y dan movimiento a los huesos y articulaciones se denominan también músculos esqueléticos.



El aparato locomotor funciona como un sistema complejo de palancas en el que los músculos aportan las fuerza, las articulaciones hacen las veces de punto de apoyo y los huesos se comportan como los segmentos móviles. La coordinación en las posiciones que adoptan y los movimientos que describen los huesos, articulaciones y músculos es posible gracias a la presencia de una amplia red de nervios que llevan y traen información hacia y desde el sistema nervioso central.




El sistema óseo


El sistema óseo está formado por un conjunto de estructuras sólidas compuestas básicamente por tejido óseo, que se denominan huesos.


Los huesos cumplen tres funciones fundamentales: proporcionar sostén al organismo, constituir los segmentos móviles del sistema de palancas configurado junto con las articulaciones y músculos, y brindar protección a los órganos y tejidos internos. Otras funciones importantes de los huesos son participar en el metabolismo de diversos minerales, como el calcio o el fósforo, y en la formación de la sangre, proceso en el que está involucrada la médula ósea que se encuentra en el interior de algunos huesos.






Tipos de huesos y su estructura


Según su tamaño y forma, se pueden diferenciar tres tipos de huesos: huesos largos, planos y cortos.


Los huesos largos, como los de las extremidades, son cilíndricos y alargados. Disponen de un cuerpo central, o diáfisis, que forman parte de las articulaciones. La zona en la que se une la diáfisis con los extremos óseos se conoce como metáfisis.


Los huesos largos constan de una corteza, que es una capa externa de tejido óseo compacto de varios milímetros de espesor, y es la que brinda solidez al hueso, y de una zona interna, denominada cavidad medular. La corteza está revestida por fuera por una fina lámina de tejido conjuntivo y óseo llamada periostio, y por dentro, por una lámina de tejido óseo denominada endosito. La cavidad medular de los extremos óseos está rellena de un tejido óseo esponjoso, que es poco denso. En las zonas centrales de los huesos, la cavidad medular alberga un tejido completamente distinto: la médula ósea.


Los huesos planos, como los del cráneo, el esternón, las costillas o los huesos iliacos, son delgados, planos y anchos. Cuentan con una capa externa de tejido óseo compacto, y están rellenos de tejido óseo esponjoso.


Los huesos cortos, como las vértebras y los huesos del carpo de las manos y los del tarso de los pies, son pequeños y tienen forma cúbica o cilíndrica. Al igual que los huesos planos, cuentan con una capa externa de tejido óseo compacto, rellena de tejido óseo esponjoso.


La médula ósea es un tejido que se encuentra en el interior de los huesos y participa en el proceso de formación de la sangre. En los adultos, sólo persiste en algunos huesos, como las vértebras, el fémur, las costillas, el esternón y los huesos de la cadera.


La superficie de los huesos presenta diversos tipos de accidentes, como prolongaciones, protuberancias y tuberosidades, en la que se insertan los ligamentos de las articulaciones y los tendones de los músculos, y una gran variedad de irregularidades, como surcos, poros y depresiones, por las que discurren y penetran los vasos sanguíneos y los nervios.




Las articulaciones


Se denomina articulación a la unión entre dos o más huesos entre sí. La función de las articulaciones es brindar movilidad y estabilidad a los segmentos óseos que se relacionan en ellas.


Según la amplitud de movimiento que permiten, existen tres tipos de articulación: Las articulaciones fijas, o sinartrosis, no permiten prácticamente ningún tipo de movimiento a los segmentos óseos involucrados, que contactan unos con otros directamente. Así ocurre en las articulaciones entre los huesos del cráneo, cuya principal función es proteger a los órganos que se encuentran en su interior.


Las articulaciones semimóviles, o anfiartrosis, pueden articularse ligeramente, y los segmentos óseos que la conforman están rodeados de una fina capa de tejido cartilaginoso o fibrocartílago. Tal es el caso de las articulaciones de los cuerpos vertebrales, que sólo permiten pequeños movimientos del conjunto de articulaciones de la columna vertebral, ésta puede describir amplios movimientos de flexión, extensión o rotación.


Finalmente, las articulaciones móviles, o diartrosis son las que brindan una mayor amplitud de movimientos; en ellas los extremos óseos que se vinculan entre sí disponen de diversas estructuras que facilitan el deslizamiento de uno sobre el otro y garantizan al mismo tiempo la estabilidad de la articulación. La mayor parte de la articulaciones de las extremidades son de este tipo.





No hay comentarios:

Publicar un comentario